Lo que debes saber de los sismos

Lo que debes saber de los sismos

Desde cómo se originan, las escalas y la vulnerabilidad del DF.

El especialista Hiro Kanamori, del Instituto de Tecnología de California, indica que un sismo típico es resultado de una fractura o rompimiento repentino en el interior de la Tierra, seguido por el movimiento que esto genera. En términos más amplios, es también una compleja acumulación y liberación de energía, que se produce en un medio muy heterogéneo.

¿Qué significa esto? Que habitamos un planeta complejo y animado, y una de sus manifestaciones es el movimiento continuo de las placas tectónicas.

Debajo de la corteza terrestre existe otra capa llamada manto, que tiene una parte rígida y otra fluida. Su porción más rígida, junto con la corteza, constituye la litósfera que, según la teoría más aceptada, parece “flotar” sobre la parte fluida, conocida como atenósfera.

La litósfera está fragmentada como si fuera el cascarón de un huevo cocido, y sus piezas son las placas tectónicas. Su espesor varía mucho, pero tiene un promedio de aproximadamente 100 km en las placas oceánicas y cerca de 200 km en las continentales.

Aunque están en contacto permanente, fluctúan constantemente y a menudo chocan entre sí, o se montan unas sobre otras, lo que se conoce como subducción. Se piensa que, en el curso de miles de millones de años, este lento pero continuo movimiento ha arrastrado a los continentes, a partir del súper continente Pangea, hasta la posición que ocupan en la actualidad, y que continuará modificando su aspecto en el futuro lejano.

El lugar donde se encuentran dos o más placas se denomina límite o borde, y es allí donde se produce la mayor parte de los sismos, al igual que otras actividades tectónicas, como la formación de las dorsales y fosas oceánicas, de montañas y volcanes, e incluso nuevas islas.

Estos límites se clasifican como divergentes, cuando las placas se alejan entre sí; transformantes, cuando tienen una fricción paralela, y convergentes, cuando chocan de frente y, como resultado, se comprimen o provocan una subducción.

Un ejemplo de esto último es el límite entre la placa de Norteamérica y las placas de Cocos y de Rivera, que se tocan en la costa mexicana del Pacífico.

Existen también temblores provocados por actividades humanas, que van de la explotación de minas y pozos hasta experimentos nucleares. Asimismo, se pueden generar pequeños sismos en condiciones controladas, para revisar, por ejemplo, el comportamiento de un suelo o la estructura de un edificio.

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